Descubrí el paraiso,
al final del horizonte,
entre las cúpulas doradas,
de la ciudad perdida,
hoy caigo sumiso,
a tu dulce mermelada.
Caminé con su sabor,
entre altas palmeras,
llegando al camino,
viendo tanto verdor,
ya no tenía espera,
mi último destino.
de la eterna ciudad,
de paredes blancas,
de su bello folklore,
y gentes sin vanidad.
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