¿Damos la espalda?
Al llamado fracaso,
a tantas derrotas,
a todo lo insípido,
que saturan tu ego,
que alimentan tus peros,
y atosigan el alma.
¿Bajamos a la calle?
Con una blusa de alegría,
con un icono de sonrisa,
un actitud sin medida,
que llene el día de energía,
y apague tu melancolía.
¿Cerramos la puerta?
A tantos bajones de ánimo,
al recuerdo mantenido de sufrir,
a mensajes de lo negativo,
a exceso de ideas muertas,
que lo bueno esta por vivir.
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