Soy amante de tormentas,
de grises tonos que cubren,
almas vagantes de la ciudad,
que corren bajo la cortina,
de una lluvia fría y violenta,
gotas que se llevan la mugre,
que ejerce como una úlcera,
alimentada por tristes calimas.
.
Veo la llegada de una capa,
que se alimenta de esos tonos,
tan vivos y azules de tu cielo,
un intenso gris muy metálico,
que agota la tarde plácida,
bajando al sol del trono,
y vence tiñendo el mosaico.
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